Las películas bélicas siempre generan expectativa en la taquilla. Y esta aún más, porque está basada en el popular juego Batalla Naval. Hasta el título es el mismo. Por eso, su estreno está rodeado de una mística que abarca varias generaciones.
Hopper (Taylor Kitsch) es un oficial de la Marina destinado al buque John Paul Jones. Sale con Sam (Brooklyn Decker), una fisioterapeuta que además es hija del almirante Shane (Liam Neeson), su superior. Un día, un enorme objeto no identificado llega al océano y una flota de la Marina llega hasta él para hacer un reconocimiento. Empieza así una batalla entre fuerzas alienígenas y humanas en la que está en juego mucho más que una guerra.
La película fue filmada en enormes decorados ubicados en Oahu (Hawai), archipiélago donde el director Peter Berg ya había filmado "Tesoro del Amazonas" (2003). Las razones van más allá de la producción. "Decidimos que la historia transcurriría en Pearl Harbor en honor a las referencias históricas. Incluso dimos papeles a veteranos de la Marina que estuvieron en la II Guerra Mundial y usamos el icónico barco Missouri", cuenta el productor Scott Stuber.
El equipo de la película fue autorizado a grabar en cinco destructores, y el rodaje en el Pacífico obligó a echar mano de una barcaza casi del tamaño de un campo de fútbol para que pudieran trabajar Berg y el director de fotografía Tobias Schliessler. Además, también fue necesario construir un mecanismo de 63 toneladas que simulaba una parte de la nave alienígena sumergiéndose en el agua.